TALLER DE PATRIMONIO "CONOCE TU LOCALIDAD"
UN AÑO MÁS CONOCIENDO BENIAJÁN A TRAVÉS DE SUS VECINOS
C.C.Beniaján
El taller “Conoce tu localidad” del Centro Cultural de Beniaján, ha concluido el curso 2024/25 habiendo ofrecido más y mejores aprendizajes acerca de cuestiones relacionadas con la historia y la memoria del lugar que comparten sus participantes. Como grupo consolidado, el más veterano entre los que existen en la red de EnclaveCultura trabajando con el patrimonio, ha seguido con sus dinámicas habituales y manteniendo vivas las líneas de actuación que viene desarrollando desde hace años, como es la documentación de la historia del callejero local, o la recogida de material fotográfico y audiovisual para que forme parte de sus fondos.
Entre otras acciones de difusión, el taller tuvo la oportunidad de ofrecer una charla en el Centro de Mayores de Beniaján dentro de la programación festiva de la pasada Navidad, concretamente dedicada a las tradiciones propias de la Pascua. En el trascurso de aquella tarde, se proyectaron fotografías y vídeos obtenidos de los archivos domésticos que reflejaban desde la cocción de dulces en un antiguo horno moruno de la huerta, a la matanza del cerdo y la preparación artesana de los embutidos, el canto del aguilando por las rondallas o los recordados bailes de Nochevieja del Casino, rememorando estampas del pasado vividas por los asistentes. Precisamente, también está contribuyendo el grupo a rescatar una tradición del pueblo propia del ciclo navideño, la Merendona, que este 29 de diciembre volvió a congregar al vecindario en la sierra.
Pero el colectivo ha apostado igualmente por la apertura a nuevas formas de acercarnos al acervo cultural, implicándose por ejemplo en propuestas que han venido de la mano del festival Microacciona, en el que confluye arte y perspectiva social: si el curso pasado ya se abordó la utilización de la fotografía histórica desde la técnica del collage, de la mano de su compañera y vecina Carmen Cervera, este año el grupo adquirió un papel esencial en la actividad “Patrimonio natural en dos tiempos”. Esta propuesta de las artistas María Escarabajal y Marisol González-Reforma, consistió en redactar cartas en las que cada participante del taller describía un lugar del entorno que considerara especial o emblemático por sus valores medioambientales, manuscritos que luego fueron entregados a nuevos habitantes de Beniaján, en su mayoría jóvenes, de forma que pudieran conocer y apreciar dichos enclaves por medio de unas redacciones hechas desde la emoción y la memoria. Lugares como el camino de San Antón que faldea la montaña beniajanense, una morera centenaria, un palmeral, la pinada de la sierra que acogía la Merendona, rincones de la huerta por los que discurren acequias, lugares de baño adolescente en balsas y brazales, o una senda entre flores y frutales… Con todo ello, lo que se consiguió fue que los lectores visitaran, fotografiaran y empezaran a tener vínculos con esos espacios descritos, descubriéndolos desde una nueva mirada, o comprobando que algunos de ellos ya no existían; y, para los que tuvieron la oportunidad de conocerse finalmente en persona, de alguna manera, también se cruzaron los caminos entre quienes habían escrito o recibido cada carta.
Vidas compartidas
Pero si algo ha predominado especialmente este curso, ha sido la visita de personalidades y vecinos de la localidad, dedicando sesiones a escuchar sus historias de vida o sus conocimientos acerca de algún tema concreto. Es una práctica muy enriquecedora que se ha venido haciendo siempre, contando por ejemplo el año pasado con la presencia de Paquita "la Machacanta" coincidiendo con su nombramiento como Hija Predilecta del Murcia; la de la maestra Conchita Escribano, un pilar fundamental de la educación infantil para todo el pueblo durante el último medio siglo; Francisco Arce Meseguer, perteneciente a una importante saga de músicos; o Paco Medina, escritor y reconocido panochista, antiguo director de la oficina local de Correos y Telégrafos, además de un gran paisano que tuvo un papel esencial en la aparición de la Asociación de Vecinos de Beniaján allá por los años setenta.
Esta edición, los invitados han sido muchos más. El taller empezó recibiendo a Remigio Tolmo Miñano y Pilar García Cano, marido y mujer, maestro y maestra, compañeros de vida, de viajes por el mundo, de trabajo y de ilusiones. Colegas también en el noble arte de escribir, pues ambos han sabido y querido dejar un legado de conocimiento y de vivencias en forma de publicaciones, fruto de su vocación docente por parte de ambos, de su experiencia como pedagoga en cargos de responsabilidad dentro la administración en el caso de Pilar, o de una sensibilidad poética y humanista que emana a raudales cuando es Remigio quien firma. Y de lo que no cabe duda es que son dos personas profundamente queridas en Beniaján, especialmente entre quienes fueron sus alumnos, tras haber permanecido muchos años al frente de las aulas y de las directivas del colegio de La Fuensanta y del Monteazahar.
Patricio Barceló “el Chulibes” es otro personaje sobradamente conocido tanto en la localidad como fuera de ella, pues se ha convertido en toda una institución en el ámbito de las bandas de toda la Región de Murcia. A sus 83 años, es el músico en activo más veterano de la Agrupación Musical de Beniaján, entidad en la que ha sido alumno, profesor, director, intérprete, presidente, encargado del archivo… y, ante todo, relaciones públicas. Lleva a la banda de su pueblo por bandera, caminando por el mundo con el brillo de los atriles en la mirada, mientras su corazón late a ritmo de pasodoble. Orgulloso, atesora un listado con decenas de profesionales de la música que han salido de su prestigiosa escuela. En el taller habló de todo eso y de los recuerdos de su infancia y juventud en la vetusta Calle del Álamo, arteria antigua y señera de la que aún consigue evocar uno tras otro los comercios que en ella existieron y donde por añadidura estaba la carpintería familiar en la que él mismo ha trabajado toda su vida.
Otro invitado de excepción, Joaquín Griñán García, ha ostentado cargos de responsabilidad en la administración autonómica como Director General de Agua o de Producción e Industrias Agrarias, además de haber sido decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Murcia y miembro de la Asociación Española de Riegos y Drenajes. A su currículum profesional se une el personal, en el que se destaca como un beniajanense comprometido, vecino conversador y amante confeso de su tierra. En el taller compartió parte de su saber sobre los sistemas de riego de la Huerta y sus ingenios, hilvanando retos a los que se han tenido que enfrentar los regantes murcianos del pasado, pero también del presente ante ese porvenir incierto al que parece estar abocada la agricultura tradicional.
Encarna Plaza, maestra jubilada, deleitó al grupo con los relatos de una infancia y juventud que en su caso están ligados a la finca Monteazahar. Ella creció precisamente en una de aquellas casas en las que vivían quienes estaban a cargo del cuidado de la extensa hacienda, como sucedió con sus padres. Y ese universo entre huertano y serrano, a caballo entre los que trabajaban la tierra y los que frecuentaban la elegante casa señorial de la familia Viudes, fue el que envolvió a Encarna. Se disfrutó con ella de una tarde propicia para recordar, entre otras muchas cosas, las concurridas merendonas de antaño y que poco a poco se van recuperando, o el esplendor de los cultivos que jalonaban un paisaje siempre verde.
Quien también dejó constancia entre el grupo de conservar a sus 95 años una memoria prodigiosa, fue Palmiro Ruiz. Para empezar, guarda los recuerdos de un niño que fue alumno de Antonia Maymón, viviendo en primera persona aquella otra manera de enseñar que trajo a Beniaján la célebre maestra. Resulta que había sido precisamente su padre, José Ruiz, líder en su momento del sindicato CNT en la localidad, el principal promotor de que la pedagoga se estableciera en el pueblo para abrir aquí una escuela racionalista. Otros episodios de su vida hicieron que el grupo se viera montado en los vagones de aquel tren llamado “El Boniatero” que unía Murcia con Alicante y que, una vez, arrolló al propio Palmiro siendo mozo; o viajando hasta Francia a través de su relato, donde marchó con su mujer estando recién casados y allí permanecieron durante dos décadas, trabajando duro hasta conseguir el dinero necesario para levantar una casa en Beniaján… y sacar un coche nuevo del concesionario pagado al contado, como presumía Palmiro.
El último de los invitados de este curso, Diego Sánchez, es muy conocido en ese rosario de poblaciones que, partiendo de Zeneta y llegando a Murcia, pasando por Beniaján, conectaban y conectan por medio de un autobús la Costera Sur con la ciudad. Y es que Diego ha formado parte del grupo de conductores y cobradores de la ruta, pero ya desde los tiempos del célebre coche de línea llamado “La Señorita” que hacía el trayecto cuando la carretera era aún de tierra o de adoquines, y en el que los pasajeros iban montados hasta encima del techo del vehículo. También fue chófer de la empresa Macanás y lo mismo transportaba estudiantes de la zona hasta los institutos de Beniaján y Alquerías, que se recorría toda Europa con los viajes organizados por la parroquia. Un sinfín de anécdotas, de bromas y chascarrillos en la maleta de este hombre de mundo.
Así, entre visitas, sesión tras sesión, se ha ido llegando al final de un curso en el que se han vuelto a acumular conocimientos contando con la sabiduría indispensable de nuestros mayores. Recogiendo un legado que se esfuma, que parece evaporarse, pero que a través de experiencias como las que mantienen los talleres de patrimonio de centros culturales consigue quedar grabado, archivado. Todo forma parte de esa historia cercana que rara vez aparecerá en los libros… pero que cuenta como la que más a la hora de entender mejor lo que somos, sabiendo de dónde venimos, para tal vez dirigir con mayor acierto nuestros pasos hacia ese futuro que nos depara como sociedad y como pueblo.