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Laura Sam en su actuación en el A. de Beniajan (20/11/2021). Diego Montana

LAURA SAM: “HAY QUE MORDER LA MANO QUE TE DA DE COMER PARA CONSEGUIR QUE TE DE MEJOR DE COMER”

CentrosCulturales

Laura Sam (Totana, 1989) es una poeta con garra (“Incendiaria”, Libros Arrebato 2019) y gran capacidad de expresión dramática, cualidades que le han llevado a ser una de las voces más aclamadas de la poesía escenificada o spoken word. Además, ha grabado sus poemas en un disco junto al músico Juan Escribano que será publicado por Oso Polita en 2022. Hablamos con ella de poesía, música, mala hostia y reivindicación social con motivo de su visita a Murcia para participar en el ciclo “Poesía a Escena”.

Enclave Cultura: Vienes a Murcia para participar en "Poesía a Escena" , una serie de actividades organizadas por los Centros Culturales y Auditorios del Ayuntamiento de Murcia que pretenden acercar la poesía a un público nuevo a través del spoken word o la poesía escenificada. Precisamente tú has conseguido algo similar como autora y performer: ¿cómo ha sido tu experiencia a la hora de llevar la poesía a un público que no es el “consumidor” habitual de la poesía?.

Laura Sam: Para mí ha sido una experiencia bastante positiva. Mi recorrido con la poesía escénica comenzó en Bilbao en el circuito del poetry slam, competiciones de poesía oral que se celebran tanto a nivel nacional como internacional. Después de ganar algunas finales y dado que estos concursos plantean una serie de limitaciones (por ejemplo, no puedes extenderte más de tres minutos), me fui moviendo a otros ámbitos como el spoken word, que además de no tener límite de tiempo me permite jugar más con la voz e introducir elementos musicales.

Al viajar e ir conociendo gente decidí crear el Spoken Word Bilbao, un festival que llevamos celebrando cinco años y que tiene como premisa acercar la poesía a un público joven-y-no-tan-joven de una forma diferente. He ido invitando a gente que me gusta y cuyo trabajo sé que el público va a apreciar. Desde el principio hemos tenido una gran aceptación. Creo que la poesía oral tiene ese poder: una vez le quitas esa capa de caspa que tienen los recitales, es fácil acercarla a un público nuevo.

EC: No parece que haya una frontera clara que defina qué es poesía y qué spoken word. Al contrario, se confunden entre sí y las definiciones quedan a merced de la subjetividad. ¿Cómo percibes estas fronteras? Cuando escribes, ¿tienes claro qué textos vivirán en el papel, cuáles recitarás o acabarán acompañados de música?

LS: Creo que existe una frontera entre el spoken word y la poesía, aunque tengo amigos que no piensan así y para ellos forman parte de un todo. Al menos en mi trabajo, ese todo en algún momento se bifurca. Normalmente tengo muy claro que hay textos que van a vivir en el papel y que no son “escenificables” y que otros van a ir a un escenario, con una voz y vida propias.

En los textos que van a escena el proceso creativo es largo e invisible, porque parto de una idea que llevo rumiando mucho tiempo. Si me apetece hablar de ser una mujer histérica, de los desahucios o de cómo los medios de comunicación nos absorben el cerebrito, voy tomando notas mentales mientras esas ideas me rondan la cabeza. Cuando llega el momento de escribir tengo bastante claro a nivel de estructura y composición que el texto irá a un escenario y será un poema oral.

Con los poemas escritos me pasa algo totalmente diferente: nacen de un momento de intimidad absoluta, en mi casa. Me pongo a escribir porque hay un contenido, pero no lo he rumiado. Es una cosa mucho más cotidiana y sé que acabará en el papel. Son poemas muchísimo más cortos y más contenidos.

EC: ¿Crees que para que un poema pueda comprenderse en su totalidad debe de ser recitado? ¿Si no se puede recitar, puede ser considerado una expresión fallida?

LS: ¡En absoluto! Hay quien es purista y no comprende muy bien la poesía oral y considera que no tiene tanto valor como la escrita. Pienso que te puede atravesar de igual manera un verso escrito que una palabra pronunciada. Quizás en una palabra dicha resulte obvia, por la dimensión física que implica tener un cuerpo y una voz delante, pero también me he sentido fulminada leyendo un poema en mi casa.

Laura Sam y Juan Escribano en el Auditorio de Beniaján (20-11-2021)

(Laura Sam junto a Juan Escribano en el Auditorio de Beniaján - 20/11/2021. Foto de Diego Montana)

EC: La mayoría de tus textos, sobre todo los que escenificas, tratan temáticas sociales. ¿Tiene sentido el spoken word si no es como vehículo para la protesta social? ¿De dónde te nace ese ánimo reivindicativo?

LS: No sólo el spoken word, creo que el arte en general debe tener cierto compromiso social. Para mi el valor de un artista está, entre otras cosas, en su capacidad para asumir la realidad y poder transmitirla, de ser capaz de hablar de las injusticias de la sociedad. Como Laura Sam tengo muy claro ese compromiso y así me gusta transmitirlo en mi trabajo.

En mi caso ese espíritu reivindicativo tiene que ver con que vengo de una familia y un entorno humildes. Desde pequeña he tenido muy mala hostia y he sido combativa e inconformista, siempre queriendo ir un poco más allá. Además fui a un colegio de monjas y creo que allí también se forja ese espíritu al tener que enfrentarte a situaciones injustas y de abuso de poder. De hecho, y aunque fui firmemente cristiana hasta que empecé a tener sentido común a los 12 o 13 años, en el cole no llevaba bien lo de la sumisión, me echaban de clase cada día.

EC: ¿Crees que el spoken word es una forma de popularizar los recitales de poesía?

LS: Totalmente.

EC: Entonces, ¿existe el riesgo de convertir la poesía en un objeto de consumo masivo?

LS: Claro que puede suceder, aunque como espectadores debemos tener un ojo crítico. Además está la labor de las personas que programan festivales de poesía, que no pueden caer en la tentación de organizar un evento con 20 poetas y traer a 15 que lo petan en Instagram. Hay que educar al público en la calidad, y al mismo tiempo la gente tiene que leer y forjarse una opinión propia.

Hay poetas que venden miles de libros al año en España, son un fenómeno de masas y dicen que escriben poesía. Pero si te paras a pensarlo, la poesía masiva que se consume en redes sociales es, como me dijo el dibujante Miguel Brieva, como ese martillo barato que compras en en los chinos y que tiene un aspecto genial pero que en cuanto vas a golpear el primer clavo pierde el mazo y te deja con el mango en la mano. Así que si hablamos de poesía de calidad, no creo que corra el riesgo de masificarse. 

EC: Naciste en Totana, marchaste a Bilbao a estudiar bastante joven, donde has desarrollado la mayor parte de tu carrera. A pesar de que apenas te hemos visto actuar por Murcia, tu interpretación de “La Voz de los Poetas” en Radio3, en el que reivindicas el acento murciano y señalas varios de los problemas más acuciantes de esta sociedad, se ha hecho realmente popular en los últimos meses. ¿Cómo es tu relación con Murcia?

LS: Supongo que muy nostálgica. Cuando era joven tenía ganas de irme de Murcia, y ahora que vivo lejos me apetece mucho volver. Al mismo tiempo, estando aquí a veces también me apetece largarme. Es una relación, sino de amor-odio, por lo menos dual. A pesar de los amigos y familia, siento que he perdido mucha conexión con Murcia: apenas conozco sitios, no sé a dónde ir a tomarme una caña… Siento que he desconectado y, si encuentro la forma, me gustaría volver a pasar más tiempo por aquí.

EC: Sin embargo, después de este tiempo fuera tu carrera ha vuelto a recalar en Murcia. ¿Cómo te gustaría que fuera tu relación profesional con tu tierra?

LS: Es verdad que después del viral de “La voz de los poetas” muchas de mis actuaciones son en Murcia. Me flipa porque he pasado de 0 a 100, cuando antes de esto apenas había actuado aquí. Lo entiendo porque no hay mucha escena de poesía y yo no era tan conocida.

Estando en Bilbao he pensado varias veces que estaría muy bien venir, trabajar y generar escuela e interés en Murcia. Estoy en proceso de diseñar una serie de talleres de poesía oral y me gustaría poder llevarlos a cabo en Murcia. También me gustaría proponer un festival de poesía, aunque no conozco mucho la red cultural…

EC: En una reciente entrevista que te hizo Jesús Bombín en Radio3 nos descubriste a Kae Tempest, que citas como un importante referente para tu trabajo. Tras descubrir lo increíble que es su obra, no puedo más que preguntarte por más referentes.

LS: Para mi es importante citar aquí a Gata Cattana. Una vez dicho esto, creo que lo que escuchaba cuando tenía 14-15 años (rap español como 7 Notas 7 Colores, La Puta OPP, Kase-O, Ari o La Mala Rodríguez) es una influencia del pasado que ha dejado un poso en mi.

En cuanto a la música contemporánea, además de Kae Tempest, que hibrida muy bien lo poético con el rap, soy bastante fan de Litle Simz, que es súper joven y tiene una técnica increíble. También me gusta Biig Piig, aunque su último disco tiene tintes un poco más indies y menos raperos, que tiene canciones muy curiosas. Otra rapera que también me parece interesante es Noname.

EC: Eres una de las voces femeninas más importantes de la poesía escénica: ¿cuál es tu visión de la escena desde la perspectiva de mujer?

LS: Como mujer nunca he encontrado ninguna traba, no creo que haya tenido las cosas más complicadas. Al contrario, creo que se ha valorado el talento independientemente de mi género.

Cuando empecé a subirme a escenarios en la escena del slam poetry era de las pocas mujeres que lo hacían. El año que gané la final del Poetry Slam Mallorca, las dos únicas mujeres éramos Gata Cattana y yo. Con el tiempo fueron apareciendo más, ha sido un proceso lento en el que se han ido sumando a la competición. 

También nos hemos preguntado, mis amigas y yo, ¿por qué no se presentan más mujeres? ¿Cuál es el problema? ¿Hay más inseguridad en las mujeres? ¿Quizás hemos dejado el papel del ganador al hombre? Es verdad que en la poesía, y en la cultura en general, se ve un público femenino muy amplio pero cuesta un poco más encontrar a mujeres sobre el escenario. Quizás haya algún componente psicológico, una asunción de que el hombre va a ganar hagas lo que hagas. Por suerte yo nunca lo he sentido, siempre me he visto capaz y he trabajado mucho para llegar a donde estoy, que al final es lo que funciona.

EC: En la entrevista que DareGirl te ha realizado recientemente, la autora fantasea con la idea de que Laura Sam llegue a ser pregonera del Bando de la Huerta. ¿Te gustaría que sucediera tal cosa?

LS:  El Bando de la Huerta une a la población murciana, sin importar quien seas, lo que pienses o lo que votes: estamos todos en la salchicha, la cerveza y la fiesta. Así que sí, me encantaría dar ese pregón, pero al mismo tiempo creo quizás a la mitad del público no le gustaría las cosas que diría y le daría bajón. ¡Quizás si me lo curro con unas cuantas metáforas consiga evitarlo! jajaja.

EC: La relación entre los artistas y las instituciones públicas puede llegar a ser muy compleja. Con tu marcado carácter reivindicativo y tu lenguaje claro y directo que hurga en las heridas de la sociedad, ¿crees que se pone en peligro tu identidad y tu espíritu de protesta al ser programada con dinero público?

LS: A veces me pregunto si se debe morder la mano que te da de comer. Obviamente yo estoy a favor de que el dinero público se emplee en cultura, sobre todo si se cuida la calidad y se crea una red cultural diversa y amplia al alcance de la sociedad. No estoy a favor de que el presupuesto de cultura se vaya a los toros, por ejemplo.

Me ha sucedido ir a recitar a un centro cultural público y encontrar las primeras filas copadas de autoridades. Entonces me planteo hasta qué punto puedo decir las cosas que estoy diciendo, y aunque las digo igual y tengo claro que no me voy a autocensurar, también tengo claro que debo escoger bien el lenguaje y dejar apuntadas ideas para quien sepa leer entre líneas. Sinceramente, con los precedentes que hay en España no descarto que un tema mío pueda petarlo y quieran encarcelarme.

Como artista es necesario tener un equilibrio y ser inteligente: si tienes que morder la mano que te da de comer puedes hacerlo, pero siempre con clase. Sería como destruir matrix pero desde dentro, aunque ahora que lo pienso… ¡Hay que morder la mano que te da de comer para conseguir que te de mejor de comer! 

EC: La energía y la estructura de tu recital de ayer en el Centro Cultural de Churra recuerdan a la dinámica de una actuación musical: ¿crees que la poesía es el nuevo rocanrol?

LS: Podría serlo si le diéramos espacio y posibilidades. Con el tiempo he ido elaborando mi set para crear un “espectáculo” que me permita modular la energía de la gente: evito estar todo el tiempo en el plano dramático y con una intensidad “del ser”. Conseguir esa energía es genial, pero no puedes estar ahí más de 30 minutos porque el ambiente se vuelve muy denso y acaba siendo agotador para todos.

Trato de salirme del personaje y volver a ser Laura Soto, bajar a la tierra y contar historias, hablar de los poemas o provocar risas que permitan al público respirar un poco. De esta manera el espectáculo tiene sus quiebres de energía. No sé si eso es rocanrol, pero creo que hay formas de hacer de la poesía un espectáculo muy interesante, casi tanto como un concierto cualquiera, del que no tenga nada que envidiar.

EC: Hablando de rocanrol. Ante lo convulso de la época que estamos viviendo a veces se echa en falta una mayor reivindicación en el mundo musical. En cambio, parece que al spoken word no le falta garra: ¿crees que el espíritu del punk ha podido trasladarse de la música a otras disciplinas artísticas?

LS: Probablemente sea así. Hay artistas contemporáneos cuyas canciones escucho y me gustan, pero que están vacías de contenido. Debería existir más compromiso: escuchando música en la radio parece que vivamos en el país de las maravillas y no es así. Están pasando cosas graves que quedan veladas detrás de todas las mierdas que ponen delante: la pandemia, las polémicas de turno, etc. Los medios de comunicación nos informan de lo que les interesa pero nos desinforman de otro montón de cosas que están pasando.

Aunque las palabras no pueden cambiar la realidad por sí solas, la función de mis espectáculos también es recordarla y hacer ver al público que estamos viviendo un montón de cosas que son muy heavies. De alguna manera mi trabajo es mi forma de hacer activismo, creo que es súper necesario señalar lo que está mal porque si no vivimos como zombies. Me siento muy frustrada porque hacemos muy poco por cambiar la realidad.

EC: En “Algoritmo” denuncias que estar en redes sociales nos lleva a perder nuestra identidad y convertirnos en material para el intercambio comercial. Al mismo tiempo conociste a Juan Escribano, con quien acabas de grabar un disco que se va a publicar 2022, gracias a las redes sociales, que también han jugado un papel importante en tu colaboración con Kase O. ¿Cómo se conjuga ese sentimiento de rechazo con el despertar cada mañana junto a un teléfono móvil?

LS: Nos tendrían que hacer esta pregunta a todas las personas. El algoritmo al mismo tiempo que te da, te quita. En mi vida profesional las redes sociales han tenido un papel súper importante, sin ellas quizás no habría llegado a hacer ciertas cosas como ir a recitar a Brasil, conocer a Juan Escribano, etcétera.

La idea de “Algoritmo” nace al ver las redes sociales de gente que es famosa y vive de su trabajo al tiempo que se sirve de su imagen para vender un modelo de vida de lujo o una marca de élite. Me parece increíble que alguien que vive estupendamente de su trabajo desperdicie su tiempo y talento construyendo una imagen distorsionada de la realidad para generar un determinado deseo de consumo en niñas de quince años que se van a sentir frustradas si no tienen un Chanel o un diamante.

EC: Tanto en tus redes sociales como en entrevista te he visto mencionar con cariño a George Constanza, ese personaje de la comedia de situación “Seinfeld” que es un claro antihéroe: ¿qué te atrae de él?

LS: ¡George Constanza me parece muy tierno! Hace poco que empecé a ver la serie desde el principio y me fui enamorando del personaje, que al mismo tiempo es un antihéroe y entrañable. Me siento muy representada por él porque es una especie de inconformista cotidiano, de hecho mis colegas me dicen que yo soy George Constanza.

Ahora estoy viendo “Larry David” y también me siento identificada con él*. Me gusta porque es políticamente incorrecto: hace cosas muy bestias, pero a pesar de que a nivel social todo lo que hace está fatal visto y sea un inadaptado a menudo tiene motivos para hacer lo que hace.

Si lo miras desde otra perspectiva, tanto George Constanza como Larry David son muy machirulos, aunque cuando veo la serie soy consciente de que pertenece a otra época y procuro poner distancia con las escenas que tienen un carácter machista.

*Nota del entrevistador. Larry David es a la vez co-escritor de la serie “Seinfeld”, en la que George Constanza funciona como su alter ego, y protagonista de la serie “Curb Your Enthusiasm”, cuyo título en español se ha traducido como “Larry David”.

Entrevista realizada por Carlos Albaladejo Velasco