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CON EL FONDO DE MÚSICA TRADICIONAL SE LE HA DEVUELTO A LA SOCIEDAD LO QUE ES SUYO

CentrosCulturales

Entrevistamos a los musicólogos Antonio Pardo y Esperanza Clares, editores del Fondo de Música Tradicional del CSIC y profesores del Área de Música de la Facultad de Educación de la UMU, en el marco de las IV Jornadas Centros Culturales y Patrimonio

Enclave Cultura (EC): Estaría muy bien comenzar la entrevista dando a conocer a la figura del musicólogo. ¿A qué se dedica?

Antonio Pardo: el musicólogo es un investigador que investiga desde diferentes vertientes, fijándose en aspectos melódicos, rítmicos o en la función social de la música, ya sea en sucesión o en simultaneidad. Tiene tradición en la investigación y análisis histórico, con un componente sociológico importante.

Esperanza Clares: El musicólogo es el historiador de la música, pero entre sus cometidos también están el programar ciclos de conciertos en auditorios y teatros, no solamente la investigación.

EC: En comparación con otras artes, la investigación, difusión y educación en Música parece relegada a un segundo plano.

Esperanza: No todos los días ves una obra de arte ni lees, en cambio la música te acompaña siempre y forma parte de nuestro cada día. Absolutamente todos los días escuchamos música.

Antonio: La música es el arte que más se consume por parte del ciudadano actual, al mismo tiempo que el más desconocido por parte de la sociedad, que la ha trivializado. A veces ni siquiera la considera arte. A comienzos del curso pregunto a mis alumnos cómo definen la música y me llama la atención que muy pocos introducen el término arte en sus definiciones.

Esperanza: Se tiene una visión de la música supeditada a una función social, de divertimento. Bajo mi punto de vista el problema es educativo. Para reconocer y conocer se necesita educación. El oído es el menos adiestrado de todos los sentidos.

EC: ¿Cómo calificarías el estado de la enseñanza musical en España?

Esperanza: Absolutamente precaria.

Antonio: Más que un problema educativo es de percepción social. En España se ha avanzado, pero no lo que se debería. No se le ha sacado todo el partido a la inversión cultural y en educación para que la música vea su estatus suficientemente elevado en la sociedad española.

En el caso de la Región de Murcia tenemos un Auditorio y una buena Orquesta Sinfónica pero la respuesta a esta oferta no es la que cabría esperar en una sociedad moderna como la murciana. Somos modernos en otras cosas pero en cultura y consumo de música creo que estamos por debajo de la media nacional.

EC: En un artículo reciente, El País asegura que Historia de la Música es una de las carreras de humanidades con menor tasa de desempleo. ¿A qué creéis que se debe este fenómeno?

Esperanza: Yo no tengo ningún compañero musicólogo que esté en paro: todos trabajan bien en la enseñanza, ligados a programación de espacios culturales o sencillamente son músicos intérpretes en activo. La música está en nuestro día a día de muchas maneras y eso requiere la presencia de músicos, así que el campo profesional es amplísimo.

Antonio: La producción musical requiere de profesionales, gente que no sólo sepa producir una grabación y hacer una mezcla. Para todo ello hay que tener oído y criterio artístico. Los ingenieros de sonido de grandes casas discográficas son grandes músicos también, tienen un oído que rige todo el trabajo de producción musical.

Esperanza: Y hay más. Otro campo es el que relaciona la música y la terapia psicológica, que es bastante nuevo.

 

 

EC: Con sus más de 20.000 documentos históricos el Fondo de Música Tradicional es el archivo de este tipo más amplio de España, ¿cuál es su importancia para la sociedad?

Esperanza: Es fundamental a todos los niveles. Desde el punto de vista de la investigación es un patrimonio absolutamente valioso que está vivo y se puede conectar con nuestra sociedad. Algunas de esas canciones todavía se cantan. Es nuestra propia herencia cultural que podemos sintonizar gracias a las nuevas tecnologías. Define lo que somos, de modo que estar en conexión directa con tu propia identidad es fundamental.

No se ha puesto en valor solamente para investigadores, sino que desde el principio se ha abierto a la sociedad porque entendemos que el conocimiento no estaba solo en esas cajas sino que la sociedad actual tiene mucho que aportar a esa colección.

Antonio: Este patrimonio además estaba metido en cajas en la Institución Milá y Fontanals. El director de este proyecto, Emilio Ros-Fábregas, tuvo la feliz idea de poner este material a disposición de la sociedad. Era un patrimonio de la sociedad española que estaba inutilizado y ahora se ha puesto en valor.

Se la ha devuelto a la sociedad lo que es suyo. Además quedan cerca de 8.000 melodías por subir al portal. Hay mucho trabajo por delante y no nos falta ilusión, ni al director ni al equipo que estamos trabajando en esto.

EC: ¿Cuáles son los distintos perfiles que acceden al Fondo de Música Tradicional?

Esperanza: Principalmente un perfil investigador, pero otros muchos perfiles como maestros que utilizan el fondo para crear actividades educativas, o músicos -no solamente profesionales- que utilizan el fondo para hacer grabaciones de discos y completar repertorios folklóricos.

Además hay casos de personas que acceden al fondo para recuperar la memoria de sus familiares y seres queridos.

EC: El portal cuenta con un buscador de melodías que sirve a quienes tienen conocimiento del lenguaje musical. ¿Qué puede hacer un joven que esté aprendiendo a tocar la guitarra de oído para abrazar la tradición en el portal?

Esperanza: La misión que dio lugar a los documentos de la Región de Murcia, es una de las pocas del portal en la que todas las canciones llevan asociadas un audio en mp3, en las que al menos se recrea la melodía en un piano para que puedas saber cómo sonaban las canciones.

EC: Claro, se echan en falta más grabaciones.

Antonio: Desde principios de este año, el Fondo de Música Tradicional está por fin financiado por la administración estatal. Hasta entonces todo el trabajo que hemos realizado ha sido sin ningún tipo de presupuesto. Aunque ahora tengamos financiación, ninguno de los investigadores gana dinero con él.

EC: Se avecina una buena etapa para el proyecto: ¿es posible que en ella se realicen nuevas búsquedas para ampliar el catálogo del fondo?

Esperanza: La recogida a pie de campo de nuevas melodías o la grabación de otras antiguas es un objetivo que tenemos muy claro.

Además, una de las fuentes que hemos incorporado recientemente, la Federación Castellano-Manchega de Asociaciones de Folklore, está grabando su propio repertorio de forma que se pueda comparar lo que se recogió en su momento y lo que hacen ellas.

EC: La presencia de la Región de Murcia al fondo documental se cifra, de momento, en 372 melodías. Más allá de los datos, ¿cuál es la aportación murciana al conjunto de la música tradicional española?

Esperanza: El repertorio que se recogió en Murcia vino a completar el periodo de la posguerra y nos permite reconstruir el hilo de la música tradicional. Se recogieron numerosos cantos de auroros, ejemplo de música tradicional multisecular y polifonía religiosa popular de una importancia vital y que existe en un muy pocos sitios del mundo.

También hay otros cantos muy valiosos no sólo para la Región sino para toda España como por ejemplo las jotas. La familia murciana nos permite analizar y conocer en profundidad la diferencia entre los distintos géneros de jotas en toda España.

EC: En este sentido, ¿cuál sería la tarjeta de presentación de la Región de Murcia en cuanto a música tradicional?

Esperanza: Poner etiquetas siempre es arriesgado. Yo me quedaría con los cantos de trabajo y los bailes, la Murcia de los años centrales del siglo XX, pero no escogería un repertorio por encima de otros.

EC: En el Fondo de Música Tradicional se excluyen canciones creadas para el cine, zarzuela y otros espectáculos. Esto sugiere una reflexión sobre qué consideramos música tradicional y qué no lo es…

Esperanza: La música tradicional es aquella que canta el pueblo en su devenir cotidiano. La música de cine o teatro está creada para cumplir esa función y tiene un autor detrás. La música tradicional es de transmisión oral, no hay un autor definido porque a ti te lo cantó tu madre y a ella su abuela. Lo que se perseguía no era recoger melodías que podrían estar en otros formatos como el cine o el teatro sino las músicas que habían aprendido a lo largo de su vida

La frontera es muy delgada, porque podemos tener en la cabeza una melodía que cantamos jugando al corro pero que quizás provenga de una zarzuela o una película que pusiera de moda en su momento.

EC: La música tradicional de la zona de Levante tiene elementos que la identifican, como la formación de cuadrillas y parrandas. ¿Es posible una hibridación de esa tradición con sonidos actuales?

Esperanza: Tenemos a Carmen María Salazar, con el disco Mujeres con raíz y gente que están trabajando en la recuperación. Creo que tenemos muy buenos exponentes.

EC: Y más allá de la recuperación, ¿es posible una actualización?

Esperanza: La música tradicional es la que más se ha fusionado. Hay muchos ejemplos de compositores de todo tipo de géneros que han utilizado las canciones tradicionales como base para películas, para jazz, etc. Lo que pasa es que a lo mejor no se reconoce.

Antonio: En España eso ha sucedido con el flamenco. El éxito de un estilo musical es su capacidad de incorporar cosas que le rodea, ya sea próximo o distante. El flamenco ha incorporado elementos del jazz o del rock.

El pasodoble, por ejemplo, no ha sido objeto de ese proceso. Quizás nadie le ha prestado la suficiente atención y ha querido hacer un pasodoble incorporando otros elementos.

El nacionalismo musical español incorporó elementos de la música tradicional, como en el caso de Manuel de Falla. Es cierto que la música que se incorporó en ese nacionalismo musical español y que lo definió fue el flamenco y el folklore del sur de España, fundamentalmente.

 


 

EC: Hagamos un ejercicio de imaginación. ¿Cómo podríamos seducir a ese músico joven que ahora mismo está en su dormitorio trabajando con su ordenador y un software de producción musical para que incorpore elementos tradicionales en sus creaciones?

Esperanza: Los jóvenes son muy dados a buscar y a experimentar así que el primer paso es que la tradición esté a su alcance, lo que en el caso del Fondo de Música Tradicional se cumple sin duda. Quizás podríamos trabajar un poco más la colocación de los recursos, pero creo que seduce el poder escuchar cómo sonaba una determinada melodía.

Antonio: La manera de seducir también es explicando y dando a conocer de una manera atractiva ese folclore. La intérprete Vanesa Muela tiene un programa de televisión desde el que hace una labor fantástica sobre el folclore castellano leonés. Se acompaña con instrumentos tradicionales, percusiones corporales y hace unas cosas muy interesantes. Explica muy bien cómo funcionaba el folclore y para qué se cantaban las canciones.

El camino a seguir es dar a conocer el folclore a través de los medios. Tenemos una televisión pública que nos cuesta mucho dinero y que quizás los jóvenes no ven porque no han encontrado el formato que conecte con ellos.

EC: ¿Qué tecnologías van a ser importantes en la labor de archivo, documentación y difusión de la tradición musical en el futuro?

Antonio: Es necesario codificar la música para poder editarla y crear herramientas de búsqueda mucho más detalladas. Ya existen softwares para hacer búsquedas melódicas. Se trataría de implementar herramientas como ésta, que te permiten poner una célula melódica y buscar coincidencias tanto rítmicas como melódicas. Lo principal es configurar interfaces gráficos muy simples para llevar a cabo esta labor.

EC: Podría usarse una app para móvil que permitiera a cualquier persona, por remota que se encuentre, aportar grabaciones o documentos musicales.

Antonio: Informantes en línea, es algo que ya está pensado. Requiere un filtro lógicamente, porque probablemente te lleguen 25 melodías cada día.

Además es totalmente necesario un protocolo de comunicación homogéneo entre todas las bases de datos disponibles, similar al que existe para las etiquetas bibliográficas. Pienso que dentro de unos años, sospecho que no muchos, habrá una meta base de datos que conecte con diferentes fuentes y a la que mucha gente pueda subir documentos, fonogramas, facsímiles y que cuente con un equipo editorial que filtre todo lo que se vaya subiendo.

EC: Hagamos un ejercicio de prospectiva. ¿Cuáles de las melodías que ahora mismo podemos escuchar cantadas en cualquier calle de España podrían ser merecedoras de formar parte del Fondo de Música Tradicional dentro de 50 años?

Esperanza: Dentro de ese tiempo lo que habrá, en el fondo, son múltiples ejemplos de cómo una canción se recogió de una manera y evolución de otras. Podrían ser piezas conocidas u otras nuevas, desde el repertorio de un grupo folclórico que las está utilizando para sus espectáculos hasta un fragmento de una película en la que se ha rescatado una nana o una canción de cuna.

EC: En las últimas semanas, cuando un pasea por la calle todo el mundo canta la misma canción y no es precisamente música tradicional. ¿Qué convertiría una canción superventas en una pieza de música tradicional?

Antonio: Hay que diferenciar entre la música popular y la tradicional. Una pieza popular sólo puede ser tradicional con el paso del tiempo. Es posible que dentro de 100 años los investigadores encontrarán versiones de La Bicicleta, pero no es un fenómeno nuevo.

Esperanza: Es necesario que haya versiones y modificaciones de esa canción para que acaben siendo tradicionales. Hay muchos ejemplos de zarzuelas que fueron escritas por un compositor y que fueron muy populares. Con el tiempo, y los distintos usos de esa melodía, se ha perdido el vínculo.

En la era de las humanidades digitales ese vínculo es permanente y muy difícilmente se va a perder. Llegado ese momento habrá que redefinir qué es la música popular y qué es la música tradicional. Esto lo hacemos constantemente, el significado de una “obra” no es el mismo para nosotros que para una persona nacida en el S. XVIII.

 

Carlos Albaladejo